dimarts, 3 de juny del 2014

Educar para la libertad.

           La nueva ley educativa está siendo uno de los proyectos más polémicos que el gobierno de Mariano Rajoy está llevando a cabo, y que a pesar de las multitudinarias protestas por parte del soberano pueblo español, sigue adelante. Repito, soberano, pues en un estado democrático es el pueblo el que elige a sus gobernantes, hecho por el cual los políticos, chorreantes de soberbia, parecen haber olvidado. Por lo tanto, que menos que prestar atención a sus queridos ciudadanos cuando en masa salen a las calles a protestar ese cambio poco querido, que la verdad, tiene más de retroceso en ciertos aspectos, que de reforma y avance.

           Pero es que la Lomce no es para quedarse callados ni tan cómodos en el sofá de casa mientras la caja tonta te vacía los sesos. En primer lugar, me ha llamado especial atención que son cuatro los órganos encargados de llevar a buen puerto los objetivos, propósitos, competencias y fines de esta nueva ley:
                    - Consejo escolar de Estado, cuya función sería participar en todos los ámbitos de la                                      comunidad educativa.
                    - Conferencia Sectorial de Educación, cooperaría con las Comunidades Autónomas.
                    - Mesa de diálogo social en la que participarían empresas y trabajadores del sector educativo.
                    - Sistema de información educativa, encargada de informar a todo el sector escolar de todos                            aquellos aspectos que afectan de un modo u otro al sector educativo.
El punto tres en concreto, no explica el grado de importancia que tendrían las empresas dentro de las decisiones educativas, por lo que podrían haber intereses económicos por parte de estas, además de que se promocionaría en cierta forma la educación privada, desfavoreciendo la escuela pública, que lejos de visualizar una mejora, se va hundiendo poco a poco.

            Para proseguir, uno de los puntos que personalmente menos me gusta de este anteproyecto de ley, es el no considerar como asignaturas troncales  las lenguas autonómicas cooficiales. Como valenciano parlante, creo que es vital para la cultura y la rica diversidad de nuestro país, que las lenguas cooficiales de las diferentes comunidades españolas se cuiden, se valoren y se transfieran de generación en generación. Además de que la pérdida de peso dentro de las aulas de primaria y secundaria de estos idiomas, ha eliminado de raíz el trabajo de inmersión lingüística que durante más de treinta años se ha llevado a cabo.

Se observa también un aumento de las pruebas escritas que los alumnos deben realizar y aprobar si quieren ir superando las diferentes etapas establecidas en el currículo. Llama la atención por ejemplo, que en el último curso de primaria, lo alumnos tengan que realizar una prueba, en principio de aspecto informativo y orientador, pero de evaluación externa al centro. Podría darse el caso que cierto alumno que haya tenido ciertas dificultades a lo largo del curso, pero que ha ido superando hasta alcanzar unos niveles bastante aceptables, no queden reflejados en este tipo de prueba y el evaluador externo, sin constancia de esta evolución ni del trabajo realizado por el equipo docente del centro, cree un informe que pueda perjudicar al alumno, lo cual no sería la primera vez que esto ocurre.

Otro de los cambios que a mi gusto está más que desfasado, es asignar un valor cuantitativo a la religión de cara a las evaluaciones. Entiendo que se oferte, así como que haya una alternativa, pero de ahí a que repercuta en las calificaciones estando en un estado laico, me parece que han habido demasiado intereses políticos de por medio. Si a este punto le añadimos que se elimina la prohibición de subvencionar a los colegios que segreguen por sexo, estaríamos retrocediendo a una escuela franquista y tradicional, que no acordaría con las nuevas corrientes educativas de integración y diversidad interculturales.

         Por otro lado también hay que reconocer que no todos son nubes negras, aunque la mayoría sí, creo que hay puntos en los que se ha acertado, pues se promueve el emprendimiento, el refuerzo de las lenguas extranjeras y de la educación cívica, eliminando la asignatura de educación para la ciudadanía, pero con el propósito de llevar todos estas competencias y valores a todo el ámbito educativo, siendo el profesor el modelo a seguir por sus alumnos.

A modo de conclusión, la educación en nuestro país todavía es uno de los puntos débiles que tiene el estado, pues desde la transición, los diferentes gobiernos que han pasado por el poder no han sabido o no han podido establecer una ley fuerte, coherente y sólida. La situación es preocupante, pues nos encontramos ante la séptima ley educativa dentro de la historia democrática de nuestro país. Hay muchos modelos europeos que funcionan muy bien, como es el caso de Suiza o Finlandia, los cuales implantados parcialmente, podrían mejorar la calidad didáctica, formativa y pedagógica, aunque claro, con los drásticos recortes que sufre el pueblo español en todas sus facetas, difícilmente se podrán conseguir aquellas propuestas pretenciosas que acrecenten la educación española y consigan ese ansiado propósito, EDUCAR PARA LA LIBERTAD.

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